"El número de la traición" - Karin Slaughter



"En eso consistía la vida: nunca te das cuenta de lo que pasa hasta que te detienes un momento para observarlo con calma."


 "El número de la traición", de Karin Slaughther, es una novela negra que deja mucho que desear.

 En esta oportunidad, la historia comienza con una mujer que ingresa a la sala de urgencias del Hospital Grady, ubicado en la ciudad de Atlanta. No solo está muy mal herida y completamente desnuda, sino que también presenta violentos signos de tortura. La doctora Sara Linton -una de las protagonistas de nuestra novela- se encargará de proporcionarle todos los cuidados necesarios para intentar salvar su vida.

 Por otra parte, los agentes Will Trent y Faith Mitchell no esperan autorización para inmiscuirse en el caso. Se encuentran convencidos de que la mujer ingresada en el hospital no puede ser la única víctima y están en lo cierto: al aventurarse en el frondoso bosque cerca de la carretera donde fue hallada la mujer, Will descubre una especie de sótano excavado con esmero y colmado con elementos de tortura. Para empeorar aún más la angustiante situación, encontrará no demasiado lejos de esta cueva a otra mujer, otra víctima que no tuvo tanta suerte: llevaba muerta alrededor de una hora.

 De esta manera, y sin previo aviso, comienza un juego truculento llevado a cabo por un sádico sin escrúpulos, que sabe perfectamente cómo borrar su rastro. Frente a esta locura contrarreloj, Will y Faith serán el único obstáculo que se interpone entre el desquiciado psicópata y su próxima víctima.


"El amor, como el agua, siempre transcurre por la vía que ofrece menos resistencia."


 Como mencioné al inicio de la reseña, no estoy completamente conforme con el desarrollo de esta lectura. Considero que lo mejor es sintetizar en tres grandes puntos porqué me encuentro tan decepcionada:

  • Cabos sueltos; es evidente que para no arruinar la novela a quien pueda estar interesado en leerla no puedo mencionar puntualmente a qué cabos sueltos me refiero, pero lo cierto es que hay muchos. Puntualmente, referidos a datos específicos como la temporalidad y pistas sobre el caso más que relevantes. Hay momentos en los cuales la autora parece contradecirse o modificar un elemento que ya había establecido anteriormente con otras características. Quizás si no se es demasiado detallista en la lectura y uno se encuentra leyendo la novela únicamente para entretenerse, no se detiene demasiado en estos errores o ni siquiera los nota. Pero no es mi caso, y estoy segura de que muchas personas estarán de acuerdo conmigo en que en una novela de suspenso no pueden existir cuestiones contradictorias, porque no solo restan realismo a la historia sino que también dinamismo y fluidez. Sencillamente decepcionante.

  • Estancamiento de la historia; llegamos a la mitad de la novela y la narración se aplana completa y penosamente. El relato gira en círculos sobre las mismas tres o cuatro pistas encontradas al inicio de la novela y simplemente no avanza, lo cual resulta bastante molesto porque el lector quiere y necesita saber cómo continúa la historia. Lo que quiero expresar, en definitiva, es que no se trata de un suspenso planificado, pensado para dilatar la narración lo suficiente como para generar expectativa. Es material de sobra, lastre para la historia, con el simple fin de lograr que el libro en su totalidad tenga más páginas. Realmente me pareció un pésimo recurso utilizado por parte de la autora, ya que lo único que logra es generar un hastío innecesario y perfectamente evitable.

  • Final abrupto; este punto se encuentra estrechamente relacionado con el anterior. Contextualizo brevemente: nos encontramos, desde la mitad de la novela, en un aplanamiento absoluto de la historia y en las últimas treinta páginas todo se resuelve como por arte de magia. Esto ocurre porque la escritora decidió concentrarse en profundizar en la vida íntima de los personajes antes que en el desarrollo del caso en sí, que debería ser el núcleo de la historia. Esta interiorización en la vida personal de los protagonistas se lleva toda la acción y suspenso que podría haber explotado maravillosamente con las acciones del sádico que retrata al principio de la narración y los esfuerzos de los agentes por atraparlo. ¿Cuál es la consecuencia de esto? Un final extremadamente conciso y que por algún motivo deja al lector con la sensación de que algo no cuadra, de que resulta imposible atar todos los cabos. Uno finaliza la lectura y tiene el firme convencimiento de haber leído una novela de género dramático y no un thriller psicológico. Esto último es un tanto lamentable.


"El respeto hay que ganárselo respetando a los demás."


 Sin embargo, siempre me gusta rescatar aspectos positivos aún de aquellas lecturas que no me han gustado porque creo que es una forma de valorar el trabajo del escritor. Y lo cierto es que esta novela no es la excepción. A continuación, consigno aquellos elementos que rescaté como muy buenos:

  • Intriga; al menos al inicio de la novela, el desarrollo de la historia es sumamente envolvente. Comienza de lleno con un caso violento y desesperante, tanto por el estado de las primeras dos víctimas como por el hecho de que es imposible clasificar al psicópata en un modus operandi específico, ya que no se limita a una única manera o forma de actuar con aquello que considera su presa. Como mencioné anteriormente, si la autora hubiera logrado conservar este elemento a lo largo de su producción, probablemente el relato se hubiese convertido en una historia trepidante, llena de giros sorprendentes y acción desenfrenada hasta la última página.

  • Personajes entrañables; el lector termina, casi sin querer, preocupándose página a página por los personajes. Es imposible no apreciar enormemente a los agentes y a la doctora Sara, no solo por el inmenso esfuerzo que realizan durante toda la novela, sino por las dificultades que debieron atravesar a lo largo de sus vidas. Son, en esta misma línea, personajes muy cercanos y reales, y quienes terminan por convencerte de continuar con la novela ya que terminás queriéndolos. Esto es al mismo tiempo, como ya he mencionado, contraproducente, porque distraen del que debería ser el núcleo de la novela: el caso de las mujeres secuestradas y torturadas. Pero no deja de ser un elemento positivo de esta lectura.

  • Humor entre líneas; es posible reírse en ciertos momentos de la novela, aún cuando se encuentran cargados de tensión, gracias a una serie de diálogos repartidos a lo largo de la narración. Considero que esta capacidad de la escritora para descomprimir ciertas situaciones es admirable, porque disminuye el estrés del lector y otorga un plus cómico a la la lectura que, en mi opinión, es indispensable.


"Mi madre siempre me decía que existe una línea muy fina entre el nunca y el siempre (...) Depende de ti. Si no te gusta cruzar esa línea, no vuelvas a hacerlo. No permitas que se vuelva fácil."


 De esta manera, concluyo con la reseña de este viernes añadiendo que recomiendo esta novela únicamente a aquellas personas que están buscando un simple entretenimiento y no se detienen demasiado en los detalles. De lo contrario, puede resultar decepcionante si lo que se pretende encontrar es una historia perfectamente estructurada y sin cabos sueltos.

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¡Muchas gracias por leerme! Hasta el próximo viernes y ¡feliz finde!


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