"El Palacio de la Luna" - Paul Auster



"Al final todo sale bien, ¿comprendes?, todo conecta. Los nueve círculos. Los nueve planetas. Las nueve entradas. Nuestras nueve vidas. Piénsalo. Las correspondencias son infinitas."


"El palacio de la Luna", de Paul Auster es una novela fascinante e increíblemente magnética por la cantidad de elementos que reúne: filosofía, poesía, metafísica, arte, un poco de historia norteamericana y romance. A su vez, lo anteriormente mencionado se entreteje con una prosa de tinte cinematográfico que maravilla al lector una y otra vez a lo largo del relato. Esta lectura es arte narrativo en todo su esplendor y, por tanto, una invitación al disfrute intelectual como pocas.

 Habiendo introducido brevemente mi opinión, describiré también en pocas palabras de qué trata esta novela. En esta oportunidad -y situados en la década de 1960 en Estados Unidos- conocemos a Marco Stanley Fogg, un huérfano que ha crecido bajo el cuidado de su tío. Cuando este último fallece, Marco recibe como herencia todos sus libros y vivirá de la venta de los mismos durante un tiempo, hasta que su vida tome un giro inesperadamente complicado. Inicia de esta manera la  tortuosa búsqueda de identidad de nuestro protagonista, que se encuentra plagada de momentos difíciles pero también de pasajes sumamente bellos y colmados de felicidad.


"Descubrí que es posible vivir sin un techo pero no se puede vivir sin establecer un equilibro entre lo interno y lo externo."  


 En cuanto al desarrollo de mi opinión, me gustaría empezar mencionando que hacía tiempo que quería acercarme a este autor y lo cierto es que no me ha decepcionado en lo absoluto, es más, ha superado todas mis expectativas. Irónico, romántico, historiador, filósofo, poeta...condensa todo eso en su persona y el resultado es maravilloso, ya que se trasluce en su novela de una manera espectacular. Su prosa no tiene comparación y una vez que se inicia con la lectura es prácticamente imposible abandonarla. Paul Auster comparte con nosotros un universo de conocimientos y reflexiones magníficos, y al hacerlo logra conectarse con el lector de una manera incomparable. Al mismo tiempo, sus escenarios acompañan de manera impresionante este universo, dotando a la novela con una cualidad cinematográfica difícil de encontrar en otras lecturas, que funciona a modo de imán y fuente de fascinación para quien tiene el placer de leerlo. Simplemente formidable.

 En relación con lo descrito anteriormente, lo que adoré de esta lectura es justamente este universo que el escritor nos regala, el universo de Marco con todos sus planetas y constelaciones, sus agujeros negros y su caos, así como su inexplicable forma de seguir en pie a pesar de todo. Por lo tanto, esta novela despliega ante nosotros el viaje de vida del protagonista, con sus buenos y malos momentos. Algunas veces este despliegue parece ser demasiado duro, demasiado cruel y otras, plenamente extraordinario. 

 De manera que, si tuviese que retratar en una sola palabra la impresión general que me ha dejado esta novela, esa palabra sería agridulce. Es un poco como muchos definiríamos nuestras propias vidas, me parece. Después de todo, lo cierto es que a lo largo de nuestra existencia se entremezclan pasajes singularmente hermosos y otros no tan memorables o preciosos. Ocurre exactamente lo mismo con Marco, y creo que es justamente esto lo que el autor ha querido plantearnos; no siempre vamos a ser plenamente felices, ni vamos a estar tan seguros de quiénes somos o qué queremos hacer, pero nuestra vida nos pertenece y escribimos nuestro destino sobre la marcha, somos dueños de las decisiones que tomamos día tras día. Y en ese escribir estamos permanentemente en búsqueda de nuestra identidad y  la superación espiritual, en definitiva, de ser felices a pesar de las dificultades.


"-Hay esperanza para todos, señor. Eso es lo que hace que el mundo siga en marcha."


 El único elemento que podría considerarse "negativo" acerca de esta obra, aunque en realidad depende del gusto del lector, es su lentitud. Me gustaría dejar establecida la advertencia de que hay momentos en los cuales la historia parece estancarse un poco, pero prometo que el autor tiene sus motivos para que esto ocurra, ya que definen su estilo narrativo, su manera de desarrollar el relato. Vale la pena continuar con la lectura, eso te lo aseguro.

 Quizás otra cuestión para tener en mente antes de leer esta novela es que tiene diversas referencias pertenecientes a ámbitos muy variados: arte, música, historia norteamericana, lingüística, literatura, entre otros. Por lo que muy probablemente tengas que hacer algunas búsquedas en Google, pero es realmente impresionante todo lo que uno aprende e interioriza con esta lectura. No tiene porqué convertirse en un obstáculo, al contrario, pensalo como una oportunidad para aumentar tus conocimientos, añadir temas de conversación e incluso indagar en espacios que te parecerían inaccesibles de otra forma o que desconocías hasta el momento.

 
"Yo había saltado desde el borde y entonces, en el último instante, algo me cogió en el aire. Ese algo es lo que defino como amor. Es la única cosa que puede detener la caída de un hombre, la única cosa lo bastante poderosa como para invalidar las leyes de la gravedad."


 Concluyo la reseña de hoy diciendo que "El Palacio de la Luna" es una novela espléndida que recomiendo sin dudar, y me gustaría cerrar este pequeño espacio que le he dedicado con un pasaje precioso de la misma. Para ello, te invito a apreciar la imagen siguiente. Es un cuadro de Blakelock, uno de los muchos artistas norteamericanos referenciados por el autor y el que más me gustó conocer. Esta obra enigmática tiene su correspondiente explicación en la novela, junto con un breve vistazo a la vida de su creador. He rescatado un pequeño fragmento de la interpretación de Marco acerca de la pintura, que me conmovió profundamente y quiero compartir con vos:


"Luz de luna"



"Pero si no había intentado representar un paisaje real, ¿qué era lo que se había propuesto? Hice todo lo que pude por imaginármelo, pero el verde del cielo me lo impedía. Un cielo del mismo color que la tierra, una noche que parecía el día y todas las formas humanas empequeñecidas por la grandeza del paisaje, sombras ilegibles, simples ideogramas de vida. No quería hacer juicios simbólicos atrevidos, pero, basándome en la evidencia del cuadro no parecía tener alternativa. A pesar de su pequeñez en relación con el entorno, los indios no revelaban ningún temor ni ansiedad. Estaban cómodamente sentados, en paz consigo mismos y con el mundo, y cuanto más pensaba en ellos, más me parecía que esa serenidad dominaba el cuadro. Me pregunté si Blakelock no habría pintado el cielo verde para poner de relieve esa armonía, para mostrar la conexión entre el cielo y la tierra. Si los hombres pueden vivir cómodamente en su entorno, parecía decir, si pueden aprender a sentirse parte de las cosas que los rodean, entonces quizás la vida en la tierra estará imbuida de un sentimiento de santidad."


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Espero haberte dejado pensando hoy y darte otro motivo más para leer esta novela inigualable. Nos encontramos el próximo viernes ¡Feliz finde!


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