"Un ángel en una Harley" - Joan Brady
"Hay un montón de puertas cerradas con llave por aquí. (...) Algunas están en los pasillos pero muchas se encuentran en la mente de la gente."
"Un ángel en una Harley", de Joan Brady es una novela que podría ser definida como "drama" pero lo cierto es que abarca diversos subgéneros literarios como romance, comedia y fantasía.
En esta oportunidad conocemos a Molly Driscoll, una enfermera obsesionada con el control y el orden, que lleva una vida monótona y predecible. Pero cuando descubre que su ex marido Jason es diagnosticado con cáncer, su vida toma un giro inesperado. Por más que intenta convencerlo para que se someta a quimioterapia, él se niega rotundamente. Entonces, y a su pesar, Molly decide pactar un acuerdo con él: si ella abandona su trabajo para comprarse una Harley y convertirse en enfermera itinerante, Jason se realizará el tratamiento. Así comienza la intensa aventura de nuestra protagonista, en la que deberá lidiar con situaciones complejas, pacientes difíciles y Ralph, un extraño personaje que resulta ser un enfermero itinerante como ella. El verdadero desafío inicia cuando su peculiar compañero asegura ser un ángel.
"La previsibilidad no es muy divertida -afirma Ralph con una sonrisa burlona-. Las sorpresas son la sal de la vida. Son las que hacen que las cosas sean interesantes."
Esta novela constituye mi primer acercamiento a esta magnífica autora que has tenido la oportunidad de conocer en anteriores reseñas. No solo la historia de Molly es simplemente inolvidable, sino todos los conceptos que la autora -con maestría inigualable- ha logrado condensar en su prosa. Nuevamente, encontramos la superación espiritual como base de toda la narración pero también la importancia de salir de nuestra zona de confort, ya que la misma nos mantiene en un estado letárgico: nuestras capacidades se limitan al extremo y no tenemos la verdadera oportunidad de conocer el mundo que nos rodea, ya que nos preocupa que la más ínfima desviación pueda alterar nuestra existencia y llevarnos al "caos" absoluto. Pero lo interesante de salir de este "espacio seguro" y sumergirnos en lo desconocido -hace hincapié la autora- es conocernos verdaderamente, darnos cuenta de que somos capaces de cualquier cosa que nos propongamos y que el mundo es mucho más bello de lo que imaginamos. Un mensaje, en mi opinión, fuertemente esperanzador en los tiempos que corren, que invita a la liberación, a la magia de encontrar nuestro propio camino aunque debamos tropezar una o dos veces para finalmente hallarlo.
Otro elemento que se reitera, como en otras obras de Joan, es el desmantelamiento de la idea de la "muerte" como el fin absoluto, como algo a lo que debemos temerle toda nuestra vida sin permitirnos disfrutar plenamente los momentos diarios y las personas que amamos. Remplaza este concepto por otro: debemos vivir sin la preocupación constante de que todo tiene un fin y es efímero. Vinimos a disfrutar y disfrutarnos, no a pensar cada segundo de cada día que en algún momento nos iremos para siempre. En definitiva, propone la idea de la muerte como un estadio distinto de nuestra existencia, como si se tratase un paso hacia otro nivel desconocido pero no por eso aniquilador de nuestra alma, de lo que fuimos y lo que somos.
También, tenemos a un "guía espiritual" (por ponerle una etiqueta universal a Ralph) como en las otras novelas de la autora. Un ángel, sí, pero que se encuentra representado de una manera desenfadada: un motoquero de pelo largo, risueño y profundamente perceptivo. Tan cercana resulta su apariencia que, de a momentos, olvidamos que se trata de un ser celestial muy por encima de nuestro entendimiento. Al final de la obra, lo percibimos más como un amigo querido que como un ángel, que tiene por fin enseñarnos una lección desde sus propias experiencias. Simplemente perfecto.
"Ahora mismo hay muchos seres en este mundo que pueden dar testimonio de que la muerte no es un final ni un principio. Tú siempre has existido y siempre existirás. Cada uno de nosotros (...) estamos en un estado permanente de transición. Y antes de que me lo preguntes, es una transición ascendente..."
De manera que, de acuerdo a todo lo que detallé anteriormente, se trata de una novela preciosa donde podemos apreciar -entre muchísimas otras cosas entretejidas en la prosa- la evolución personal de Molly a lo largo de la historia. Nuevamente, disfruté el humor sútil y fresco que la autora plasmó en su relato y su admirable habilidad para conmoverme y movilizar toda clase de reflexiones. Reconociéndome como una persona que adora mantener las cosas bajo control y con el menor "caos" posible, esta lectura implicó para mí un cachetazo en el buen sentido: está bien soltarse, está bien no tener todo bajo control y está bien aceptar de tanto en tanto un terremoto en las estructuras -creadas por nosotros mismos- que nos aprisionan e impiden que seamos plenamente libres.
Para concluir, es el carácter humano impreso en esta breve novela lo que la convierte en algo tan especial, ya que reflexiona sobre nuestros errores, defectos, miedos y situaciones difíciles que nos toca enfrentar día a día. Valora y enaltece nuestra capacidad de superación frente a diversos obstáculos, la resilencia innata que posee el ser humano, la facilidad con que nos adaptamos a todo tipo de dificultades. En pocas palabras, una lectura inolvidable que recomiendo una y otra vez.
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¡Gracias por leerme! Espero que hayas disfrutado la reseña de hoy y ¡feliz finde!
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